Me encantaba verla recostada, con los ojos cerrados mientras me hablaba de esas estrellas de colores, mágicas. Yo nunca tuve el valor, mi miedo era no despertar nunca, pero a ella eso no le asustaba o al menos nunca me lo dijo, despertábamos abrazados y festejábamos su regreso, ese ritual nos pertenecía, le decíamos "la comunión", hasta aquel día que me obligo a despertar sólo... sin ella...
HMx
No hay comentarios:
Publicar un comentario